La charosca

Resulta llamativo comprobar que la avenida principal de la Base Militar El Empecinado, la que cruza de Norte a Sur, lleva el nombre del último zar de todas las Rusias, Nicolás II, el último de los Romanov. ¿Por qué se recuerda al Su Alteza Imperial en una instalación militar española? ¿Por qué precisamente en la sede del Regimiento de Caballería Farnesio 12? La respuesta se encuentra en las páginas del historial del Regimiento de principios del siglo XX, y estrechamente relacionada con uno de los rituales ya más populares del Arma de Caballería española: la charosca.

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Ahora situémonos en el año 1908. En el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 25 de enero de ese año, aparece un Real Decreto que dice textualmente:

Queriendo dar un relevante y distinguido testimonio de Mi sincera amistad y afectuosa consideración á Su Majestad el Emperador de Rusia, Nicolás II, Vengo en nombrarle Coronel Honorario del regimiento Lanceros de Farnesio, quinto de Caballería.Dado en Palacio á veintitrés de enero de mil novecientos ocho. ALFONSO

Al mismo tiempo, Alfonso XIII es nombrado Coronel Honorario del Regimiento Olviopol, 7º de Ulanos del Ejército ruso. Este regimiento de Ulanos se creó el 22 de mayo de 1812 como Cuarto Regimiento de Cosacos de Ucrania, cambiando su denominación a Lanceros de Olviopol en 1830.

Con tal motivo, se organizaron sendas misiones diplomático-militares para hacer entrega de diversos uniformes y regalos. Y así, el sábado 28 de marzo de 1908, llegaba en tren a Madrid el príncipe Vladimiro Boris, primo del Zar Nicolás II, acompañado por una comisión del 7º Regimiento de Ulanos de Olviopol, -en adelante llamado de Su Majestad el Rey Alfonso XIII-, y que formaban el coronel Serge Vladimirovich de Tomaschevski, el capitán Dimitri Massalski-Souryn, el teniente Voldemare de Gladoun y el sargento mayor Strelnikov.

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El rey Alfonso XII, fotografiado junto con el príncipe Vladimiro Boris, primo del zar Nicolás II, en el Palacio Real de Madrid, en marzo de 1908.

Esa misma tarde, en el salón Gasparini del Palacio Real, el príncipe Boris entregaba al Rey Alfonso XIII su uniforme de coronel de su Regimiento de Ulanos en una breve ceremonia a la que seguiría un banquete de gala, tal y como recogía en sus páginas el diario ABC.

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Alfonso XIII con la comisión del Regimiento de Ulanos de Olviopol. El uniforme era de color azul claro, con los vivos y el peto blancos, botones plateados, charreteras, cinturón, cartuchera y demás accesorios. Como prenda de cabeza, el schascás de crin blanca con el emblema imperial.

De la misma manera, a Rusia acudió en mayo de 1908 una Comisión, presidida por Su Alteza el infante D. Fernando de Baviera y Borbón -primo de Alfonso XIII-, al que acompañaban el General Milans del Bosch, y por parte del Regimiento Farnesio, el Coronel Huertas, el Capitán Cuñado y el Teniente Pérez del Pulgar.

En San Petersburgo, se hizo entrega al Zar del uniforme y las insignias de Coronel de Farnesio, así como un álbum de fotografías del Regimiento de Farnesio y las firmas de sus oficiales.

Así lo contaba en edición de junio de 1908 la Revista de Caballería:

EL EMPERADOR DE RUSIA Y LOS JINETES ESPAÑOLES—Con objeto de hacer entrega al Emperador de Rusia del uniforme é insignias de Coronel honorario del Regimiento de Caballería de Farnesio, marchó á la capital del lmperio moscovita una Comisión, presidida por S. A. el Infante D. Fernando, y de la que formaban parte el General Miláns del Bosch, en representación de S. M. el Rey, y el Coronel Huertas, Capitán Cuñado y Teniente Pérez del Pulgar, que llevaban la del Regimiento Farnesio. Estos últimos señores fueron también portadores de un magnífico álbum, verdadera obra de arte, con fotografías, historial del Cuerpo y firma de la oficialidad.
La Comisión, recibida con los honores de ordenanza, obtuvo una acogida en extremo simpática, siendo objeto de atenciones que demuestran el afecto que á nuestro Ejército se tiene en aquella lejana nación. En los múltiples y recíprocos banquetes se testimonió elocuentemente las estrechas é íntimas relaciones entre nuestro Ejército y el ruso.

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Los oficiales del Regimiento Farnesio que viajaron a Rusia a cumplimentar al zar Nicolás II tras su nombramiento como coronel honorario de Farnesio: de pie, de izquierda a derecha: capitán Arturo Cuñado y Márquez, el cónsul honorario de España Alfredo L. Bauer, y el teniente Cristóbal Pérez del Pulgar y Ramírez de Arellano. Sentado, a la izquierda, el coronel Rafael Huerta Urrutia.

Los gestos de amistad continuarían a lo largo del tiempo. Por ejemplo, se publicó en 1910 una Orden por la cual las hombreras de los uniformes de diario y gala del Regimiento Farnesio, 5º de Lanceros ostentarían la cifra N.II -de Nicolás II- en lugar de A.XIII., como marcaba el Reglamento de Uniformidad de 1909.

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El Rey encargó al pintor Antonio Ortiz Echagüe un retrato vestido con el uniforme de coronel de Ulanos de Olviopol, y que se enviaría al Regimiento en mayo de 1912 coincidiendo con la celebración del aniversario de su fundación.

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Los ulanos del Olviopol desfilan ante el retrato del Alfonso XIII vestido de coronel honorario, en el aniversario del Regimiento, el 23 de mayo de 1912, en su acuartelamiento de la ciudad de Hrubieszów, hoy en Polonia

Por su parte, los estandartes del Regimiento de Ulanos de Olviopol incorporaron la cifra del Rey de España Alfonso XIII, tal y como puede comprobarse en este ejemplar, correspondiente al año 1912 (ángulo inferior derecho) La historia de este estandarte está plagada de vicisitudes y en la actualidad se conserva en el Museo de Historia Militar de Artillería, Ingenieros y Comunicaciones de San Petersburgo (Rusia).

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En diciembre de ese mismo año, 1912, otra comisión del Regimiento de Ulanos de Olviopol visitó Madrid, para entregar al Rey Alfonso XIII la medalla conmemorativa del Regimiento, y un álbum de fotografías del Regimiento. Además, la comisión, que formaban el coronel Pavel Dimitrievich Bursky, el capitán N. N. Jodnef, el teniente G.M. Daragan y un suboficial, traía diversos presentes del zar Nicolás II para el Regimiento del que era Coronel Honorario, el de Farnesio, 5º de Lanceros. Así lo contaba la Revista de Caballería, enero de 1913:

LA COMISIÓN RUSA DEL REGIMIENTO DE OLVIOPOL, 7º DE LANCEROS. — Una Comisión formada por el Coronel Bursky, Capitán Khodneff, Teniente Daragan y un Suboficial del citado Regimiento de Olviopol, del que es Coronel honorario S. M. el Rey de España, hizo entrega á su Augusto Jefe de la medalla conmemorativa del Centenario del Regimiento. D. Alfonso dispensó á la expresada diputación una acogida cordialísima, colmándola de atenciones propias de tan egregio Coronel.
He aquí la distribución del tiempo durante su corta estancia en Madrid:
Primer día.—Presentación y almuerzo en la Embajada rusa y por la tarde visita de la población y monumentos más notables.
Segundo dia.—Presentación á S. M. el Rey, entrega de la medalla conmemorativa y del álbum del Regimiento de Olviopol. Presentación á la Real familia y almuerzo en Palacio, terminado el cual S. M. conferenció largo rato con la comisión rusa.
Por la tarde, visita á sus Altezas Reales las Infantas Doña Isabel y Doña Beatriz y los Infantes D. Fernando, D. Carlos y D. Alfonso y é las autoridades civiles y militares.
Tercer día.—Cacería en la Casa de Campo, invitados por S. M. el Rey. Este día, y por orden de S. M., el Capitán Iradier les hizo entrega de cruces del Mérito militar correspondientes á sus categorías.
Cuarto día.—Regreso á Rusia.
Para acompañar á la comisión, que se hospedó en el Palace Hotel, fué nombrado el Capitán Iradier, y tanto al almuerzo de Palacio como á la cacería asistió, invitado por S. M., el Capitán Scouratoff, Agregado militar á la Embajada de Rusia en Madrid.
Todos los gastos de la comisión, fueron pagados por la Real Intendencia, de orden de S. M. el Rey.
Nosotros que tuvimos ocasión de conversar con el Sr. Coronel y Oficiales rusos, sabemos el imborrable recuerdo que estos bravos oficiales llevan de nuestro país, y sobre todo de su Augusto Coronel, de quien hablaban con un respeto y cariño tan sincero, que bien se veía era expresión de la vivísima simpatía que supo inspirarles y del profundo agradecimiento que á sus bondades guardan.
Desde esta REVISTA, los jinetes españoles saludamos á tan distinguidos compañeros, y, correspondiendo á expresivo ¡hurra! por ellos lanzado, gritamos con el afecto de hermanos de Arma: ¡Vivan los oficiales del Regimiento de Olviopol! ¡Viva la Caballería rusa!

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Tendrían que pasar dos años, hasta mayo de 1914, fecha en que se hace entrega al Regimiento de esos regalos. En concreto, el 24 de mayo de ese año, el agregado militar de la embajada rusa en España, capitán Scouratov, visita el Regimiento Farnesio en su acuartelamiento Conde Ansúrez de Valladolid para entregar, en nombre del Zar, una copia del álbum de fotografías de los Ulanos de Olviopol, que aún se puede contemplar en la Sala Histórica del Regimiento, y un retrato del Zar Nicolás II vestido con su uniforme de Coronel de Farnesio. Desgraciadamente, el retrato desapareció años más tarde  sin que hasta la fecha se sepa cuál fue su destino final.

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Curiosamente, existe una copia, sin firma ni fecha, depositada en bastante mal estado de conservación entre los fondos que custodia el Museo del Ejército, de la que tampoco se sabe cuál su origen ni cómo ha ido a parar al Museo.

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Copia del retrato del zar Nicolás II con el uniforme de coronel de Lanceros de Farnesio, que se conserva en el Museo del Ejército

Aquí debajo, te dejo el álbum completo de los Ulanos de Olviopol, que aún se puede admirar en el Regimiento:

Pero es sin duda, la charosca el regalo del zar que con más cariño se guarda en el Regimiento Farnesio. Se trata de un recipiente de plata, ricamente adornado, en forma de portabotellas o sopera, cuya denominación en ruso es kovsh. Desde el siglo XVI, los zares lo usaban como regalo de amistad. En el caso concreto de la del Regimiento, se trata de un ejemplar de finales del siglo XIX, que representa una escena de caza con halcones, moldeada en plata por el prestigioso orfebre francés Peter Carl Fabergé.

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Con ella, se hace la ceremonia de la charosca, un rito de recepción a los nuevos «farnesianos», extendida ya al resto de Unidades de la Caballería española. Una descripción del rito nos viene narrada en el libro «La soledad de Alcuneza», de Salvador García de Pruneda:

Era la charoshka una especie de rito militar del antiguo Ejército ruso, con el que se honraba al jefe y se recibía en el seno del regimiento al nuevo oficial. […]Colocábanse los oficiales en hilera por orden de antigüedad, apoyando cada uno los brazos en los hombros del que tenía delante. El más antiguo, que encabezaba la hilera, sostenía en un plato vuelto del revés un vaso lleno de vino, de aguardiente o de lo que fuera, con tal que fuese fuerte, y avazando la columna, cantando a coro una canción que empezaba diciendo: «Aquí te ofrecemos vino y alegría», llegaba a la altura del recipiendario, que esperaba firmes, en cuya posición debía beberse el vaso de un trago».

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La celebración de la charosca en Farnesio se perdió tras la Guerra Civil, y no se recuperó hasta 1976, de la mano del Comandante Queipo de Llano, que estaba destinado en aquella época en el Regimiento. La ceremonia que se ha venido celebrando desde entonces introduce algunas variaciones con relación a lo descrito por García de Pruneda en su libro.

Así, al recién llegado al Regimiento se le recibe en círculo y no en fila, mientras que aquél no se bebe el contenido de la charosca en posición de firmes, sino sentado en una silla de montar. La mezcla oficial de licores para hacer una charosca incluye una combinación, por tercios, de champán, vodka y ron, zumo de naranja en abundancia, azúcar y hielo. Por último, la canción que se entona durante el rito tiene la siguiente letra:

«Soy un caballero noble y español.
Vengo a ofrecerte vino y alegría,
como buen soldado de Caballería.
Toma esta charosca y bebe hasta el final”

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Te recomiendo la lectura de este excepcional trabajo de investigación de José de Luis Alegre, publicado en el número 116 de la Revista de Historia Militar, sobre la relación de Nicolás II con Farnesio. Lo puedes descargar en .pdf pinchando aquí debajo.

Revista de Historia Militar número 116