«Cantar del Alcántara», de Marcos García-Pérez Álvarez

Que la Poesía, hoy día, es un estilo literario minoritario y con poco tirón entre el público común es algo manifiesto. Qué decir, además, si ese género para unos pocos está dedicado a la glosa de las glorias militares. Y ya si el autor resulta ser un joven recién entrado en los veinte años, suboficial alumno del Arma de Caballería, pues nos encontramos desde luego, con una rara avis en el mundo literario.

Pero así es. Hoy te presento “El cantar del Alcántara”, copla dedicada al centenario de la gesta del Regimiento de Cazadores Alcántara 14, que firma Marcos García-Pérez Álvarez, antiguo soldado de nuestro Regimiento Farnesio 12.

En el “Cantar de Alcántara”, uno puede encontrar el tono solemne e hiperbólico de la épica epopéyica clásica, como en «La Ilíada» Homero o la «Eneida» de Virgilio, junto con la narración fluida y sonora del cantar de gesta castellano. Y en lo formal, como dijo el propio autor en la presentación de la obra en la Academia de Caballería, se vislumbra la inspiración en “La tierra de Alvargonzález” de Manuel Machado.

Dividido en siete cantos, el cantar que firma Marcos nos relata los terribles momentos vividos en el verano de 1921 en las tierras norteafricanas, que pasarían a la historia de España como “El desastre de Annual” y la epopeya heroica que, en ellos, escribieron los jinetes del Regimiento de Cazadores de Alcántara, quienes, en cumplimiento de su misión, sucumbieron hasta la práctica desaparición del regimiento.

El relato nos lleva al romance medieval desde una lengua moderna, en un registro asequible que asume licencias métricas menos estrictas para dotar a los versos de mayor movimiento y dinamismo, y nos adentra en los grandes momentos de aquellas tristes jornadas de julio.

Así, por ejemplo, revivimos la protección que el Alcántara proporciona a la posición de Cheif que se repliega sobre Dar Drius mientras es perseguida por los rifeños, acción por la que se le concedería la cruz laureada colectiva al Alcántara casi un siglo después:

En la forma esparcida

de tres fugaces hileras

trota el grupo fulgurante

al rescate del hermano

Con su jefe recostado

en la grupa del caballo

quedan los sables en alto

esperando ya el impacto

Los versos del sargento alumno no se olvidan tampoco la emocionante diana de Caballería que suena al amanecer del terrible 23 de julio en la posición de Dar Drius, notas que -sin saberlo- anuncian la última y sangrienta jornada de los cazadores de Alcántara:

«Cuando pronto a la mañana

del día veintitrés

tocaron diana triunfante

cornetines, previa a la seis

no esperaba ninguno

que aquel rutinario sonar

sería el último que montado

el regimiento podría escuchar«

Y emocionantes son, sin duda, los versos con que queda escrito el último estertor del Alcántara, ante el seco cauce del río Igan, la última carga para proteger el repliegue de la columna Navarro hasta Batel:

¡Soldados de Alcántara!

Nos llegó aquí la honda hora

Lo que el deber exige,

cada uno ha de cumplir.

De todos es propósito

la cobardía hoy aplacar

para que del hijo y del novio

mañana todas puedan llorar.

Demostrarle a madre y novia

que es el arma de Santiago

la que alegre va a la muerte

con galope de centauro

El “Cantar del Alcántara” se cierra, al estilo clásico, con un octavo y último canto, que sirve a su autor de reflexión y ruego lírico, del que entresaco estas palabras como epílogo:

¡Ojalá que jamás un tambor doliente

se pueda entre llanto escuchar!

¡Ojalá que sea el suave arpa,

El que suene al fin en paz!

Finalmente, unas palabras en elogio de Lucas Molina, alma mater de la editorial Galland Books, por la audacia de sacar adelante este poemario en homenaje de la gesta del Alcántara. Lo puedes comprar aquí.

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